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viernes, 26 / abril / 2024

La mayéutica ayuda a un abogado a ser honesto o no serlo

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por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas

Existen legados intelectuales extraordinarios que, unidos a la profundidad de  comprensión de su contenido y a la acción de resultados satisfactorios que generan en las relaciones humanas; uno de ellos, muy relevante y poco practicado en la actualidad es la mayéutica, que consiste en formular adecuadas preguntas para, con la ayuda de ejemplos inductivos estimular al interlocutor a pensar por sí mismo rebasando  o superando  los límites de la mera autoridad y conducirle a reconocer esencias ( de la verdad, virtud de las cosas) eternas, inmutables, sustraídas al capricho humano. 

Con  esta técnica, expresada coloquialmente y sin eufemismos, s e asume el papel de una partera intelectual, siendo el autor y alma de la investigación  de esta técnica un maravilloso ser humano : Sócrates, y su  enseñanza  a la  ironía entendida como  una fase elevada de la inteligencia y como forma de expresión consistente en modificar el valor de las palabras, haciendo entender lo contrario que se dice y  con una teleología concisa  e inconfundible: actuar y filosofar con la ética y el arte de vivir honestamente.

De esta forma el bien reside en lo verdadero, en lo ético y lo lejano a la corrupción, que es una interpretación actual  de la  conmovedora técnica de Sócrates del autor de este  artículo.

Esta técnica intelectual con sustrato de genialidad podría ayudar eficazmente  a reducir  sensiblemente la corrupción y la acumulación escandalosa de expedientes condenados a la retardación de justicia, porque desde un principio cuando el cliente  por el problema jurídico que lo agobia, consulta a un profesional abogado,  este es el punto de inflexión determinante que no se puede dejar bajo circunstancia alguna  inadvertido, pues aplicando la técnica de la mayéutica al cliente  que consulta  el abogado después de un circunloquio de mínimo 50 o ideal 100 preguntas o más, aplicando estrictamente el método de Sócrates y posteriormente estudiando la totalidad de las respuestas  del posible cliente por varias horas podrá determinar con fiabilidad y conciencia moral si ese cliente es inocente o culpable.

La técnica radica en no responder, asentir o negar las respuestas del posible cliente, grabarlas para luego escucharlas varias veces y con el conocimiento jurídico del abogado obtener conclusiones, es un trabajo intelectivo de muchas horas y arduo, entonces, ¿Para qué  se estudió  abogacía?

En este estado ¿qué debe hacer un abogado honesto?, si ha comprobado que es culpable no debe prometerle un juicio que lo  liberará pues sabe en su interior que será condenado y peor, si lo acepta como cliente por los honorarios, esta acción es la expresión genuina e irrefutable de corrupción y  deslealtad al cliente, por lo contrario, si este abogado es consecuente a su conciencia moral, solo prometerá al cliente introducir su sano criterio y conocimientos jurídicos para aminorar su pena; por ese trabajo es ético cobrar honorarios.

De esta precisa  e importantísima  fase  decanta la decisión ética del profesional para aceptar  el caso  si es inocente introduciendo su máximo conocimiento jurídico, diligencia,  empatía y compenetración al tema, sin garantizar ningún resultado, o si es culpable, asistirle jurídicamente para aminorar su pena o sanción, al haberle arrancado por esta técnica una confesión voluntaria que  en la  justicia asume ponderación por los jueces.

El lector se  preguntará sobre la forma que esta técnica coadyuva  a la reducción   de la corrupción y la retardación de justicia: la respuesta con certeza reposa en la decisión moral del abogado jurista que, después de aplicar la mayéutica, obtiene dos verdades: la inocencia o la culpabilidad, entonces, jamás debería convencer al cliente a iniciar un proceso legal costoso, extenso  y sin pronóstico de tiempo, además sin futuro para el cliente pues a sabiendas que es culpable, lo conduce a ese calvario por la codicia de sus honorarios.

Repetimos, la ética y la moral del profesional le indica, antes de iniciar ese escabroso  sendero del proceso judicial a abstenerse del mismo y renunciar a honorarios ilícitos, acción elevada del espíritu honesto que le  reportará a su vida profesional una intachable imagen, el sello indeleble de su conducta ética y muchos  y frecuentes clientes, pues estos son muy inteligentes y la transmisión verbal  de su experiencia con tal o cual jurista es imparable.

*es abogado corporativo, postgrados en Arbitraje y Conciliación, Filosofia y Ciencia Política, Interculturalidad y Educación Superior, Derecho Aeronáutico, Docencia en Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, catedrático, doctor honoris causa en HUMANIDADES, escritor.

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