Naciones Unidas en Bolivia: “Dos o más visiones de país deben reconciliarse y al menos coexistir”

_¿Cómo se recibe en Bolivia este 76 aniversario de Naciones Unidas?
Es motivo de celebración. En nuestra reflexión no solamente nosotros al interior del sistema, sino también con socios hay un balance siempre positivo, pero con la mirada hacia adelante en todo lo que todavía podemos hacer. Yo llegué acá en febrero de 2020, tengo una mirada bastante positiva con respecto al rol que la ONU cumplió a partir de los sucesos del último trimestre del 2019 y todo el año pasado en dónde tuvimos que navegar en dos agendas, por así decirlo. Una que estaba dedicada bajo el paraguas de la iniciativa de la consolidación de la paz del Secretario General (Antonio Guterres), dedicada a apoyar y acompañar al país a volver al cauce institucional a través de apoyo electoral, apoyo a la mediación, y a la observación de derechos humanos. La otra gran agenda, que nos sorprendió a todos, está relacionada con la pandemia. La crisis de salud se combinó con la crisis política y tuvimos la oportunidad, yo diría también el privilegio, de poder encontrar espacios de trabajo en dónde la ONU pudo aportar en ambas agendas.

Este año seguimos enfocados, ya desde otra perspectiva, en apoyar al país a responder a la pandemia y con toda la campaña de vacunación y la provisión de vacunas a través del mecanismo de Covax, y en el ámbito de la consolidación de la paz seguimos trabajando en aspectos de mediación y a poyamos al Órgano Electoral.

Nunca dejó de ser una prioridad para las 17 Agencias del Sistema trabajar con las poblaciones más vulnerables en temas como seguridad alimentaria, derechos de los niños, de las mujeres y la violencia. Es una agenda amplia.

_¿Qué hizo y qué está haciendo la ONU para apoyar a Bolivia en la pandemia?
Bolivia tuvo una posición muy favorecida con respecto a la provisión de vacunas. Por un lado, debemos reconocer la rápida acción del gobierno para diversificar la fuente de acceso a las mismas, este no ha sido el caso en otros países de la región, pero además Bolivia pertenece al grupo de países elegibles para recibir donaciones del mecanismo Covax que, pese a los vaivenes del mercado, ha cumplido con Bolivia en términos de la provisión de vacunas y eso no le ha costado un peso al país.

Esto ha supuesto contribuir de una manera significativa con el liderazgo de la OPS y de UNICEF a los esfuerzos del gobierno para llegar a casi un 50% de la población vacunada en régimen completo, lo cual realmente es un avance increíble si usted compara como estábamos hace unos meses. Nuestras agencias acompañan técnicamente a las instituciones de salud en todo lo que es la evidencia científica para la toma de decisiones. Por ejemplo, sí se va a poder combinar, sí se va a establecer el acceso para determinados grupos de edad. Otro eje en el que estamos es la campaña de comunicación.

Un problema es la resistencia a las vacunas y esto por varios motivos, pero definitivamente es un cuello de botella.

Hemos tenido campañas de comunicación masivas, conjuntamente con el Estado, pero también con otros socios focalizadas en aquellos distritos y municipios con menores tasas de vacunación y mayores tasas de infección para hacer una campaña enfocada con una modalidad comunicativa ya no masiva, más bien comunitaria.about:blank

Otra gran acción es combatir las campañas de desinformación, tener toda la posibilidad de distribuir evidencia o información basada en evidencias, puesto que la desinformación al respecto de los efectos de la vacuna o respecto a ciertos productos que supuestamente son efectivos es muy fuerte. Cada vez que tenemos ocasión hacemos un llamado a la población para informar y verificar aquellos mitos que de pronto circulan alrededor de la vacuna.

_¿Cómo ve usted la situación política en Bolivia, tomando en cuenta que persiste un alto grado de polarización?
Nosotros vimos con mucho optimismo que Bolivia haya llegado en octubre del 2020 a celebrar unas elecciones generales que fueron ejemplares, no solo para el país sino para la región. Si usted compara también con sucesos anteriores esto ya fue en sí mismo un logro institucional y social muy grande. Pero, obviamente, en ningún país del mundo las heridas o las divisiones existentes, ya sean políticas o de otra índole, se subsanan con elecciones. Estas son solo un primer paso para la institucionalidad democrática. Podemos decir que el proceso democrático boliviano anda con muchas dificultades, mucha confrontación entre dos o más visiones de país que necesitan reconciliarse y, por lo menos, coexistir.

Queda enfrentar la crisis económica, la del medio ambiente, la de la pandemia del coronavirus y todo esos aspectos requieren dejar de lado ciertas confrontaciones y abocarse todos a las verdaderas prioridades. Hablo del Estado y de la sociedad civil.

El desarrollo de Bolivia no puede estar estancado en una confrontación política que no necesariamente se refleja y traduce en el ámbito cotidiano, la gente quiere avanzar en términos de ingresos, de trabajo, de tener seguridad para sus hijos y esto es lo que desde Naciones Unidas también vemos y tratamos de contribuir a crear espacios en donde la gente pueda reencontrarse, apoyar todas las iniciativas que puedan disminuir las tensiones, la polarización y contribuir a discursos positivos, no necesariamente ingenuos. /Portal El Deber