por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Actualmente se escribe reiteradamente y con inusitado entusiasmo sobre la inteligencia artificial, sobre todo en su aplicación a la aeronáutica, con la inequívoca intencionalidad de sustituir a uno de los dos pilotos, pregonado por algunos diletantes de la industria de la aviación civil.
Es inconsecuente, sin repasar la historia de la aviación civil, como el medio más destacado y preferido de transporte en el mundo, que exista una presión de algunas líneas aéreas y de las factorías de aviones, hacia organismos que preceptúan las regulaciones de la aviación civil como la OACI (Organización Internacional del Transporte Aéreo) para avanzar en la propuesta para instituir operaciones con tripulación reducida ¿Más aún? Pues ya se eliminó al ingeniero de vuelo; a un solo piloto.
La malhadada propuesta cobija el objetivo final de reducir los costes de operación, sustituyendo a uno de los pilotos de cabina de mando, por la incorrectamente denominada inteligencia artificial (hay contradicción semántica entre los vocablos que utilizan) y algunas factorías siguen el impulso de desarrollar este tipo de automatismos.
Fundamental, por sentido común, es afirmar que esta incipiente iniciativa no ha considerado otros aspectos intervinientes y capitales para el fenómeno más destacado del siglo XX y XXI, que es la aeronáutica: uno de ellos son los pasajeros que han hecho evolucionar y han enriquecido a las factorías de aeronaves y a las líneas aéreas.
Un cambio tan radical e irracional, donde se ignora desaprensivamente que en la cabina de mando de una aeronave, dos pilotos, siguen y seguirán siendo los seres humanos más capacitados para preservar la seguridad de la aeronave y en igual diligencia la de los pasajeros.
Además, una implantación de este sistema de vuelo con un solo piloto, motivara a meditar sensatamente a millones de pasajeros en el mundo, al momento de elegir un vuelo con un solo piloto y, esta acción, decantará irremisiblemente en bajos ingresos.
¿Por qué los pasajeros meditarán antes de elegir un vuelo con automatismos? Porque los que proponen este cambio no han considerado la historia cronológica de los fatales accidentes producidos por trastornos neuróticos que pueden abatir en vuelo a un piloto; con la presencia de dos pilotos esta eventual y potencial situación puede superarse sin desenlace fatal, además, ignoran a sabiendas, para sustentar su propuesta, la fatal estadística de accidentes mortales con cientos de pasajeros muertos, a causa de fallos de las computadoras que arrojan datos incorrectos a las pantallas de los pilotos.
Personalmente, como profesional vinculado al Derecho Aeronáutico en la cátedra y haber gestionado una aerolínea europea por más de dos décadas, no me embarcaría en una aeronave con un solo piloto.
Tampoco se evaluó que, aún con el avance en el perfeccionamiento de las cabinas climáticas, adaptadas para afrontar la hostil atmósfera, a más de 10.000 metros de altura; todo vuelo constituye una agresión biológica a los pilotos y a los pasajeros que se atenúa artificialmente con la presurización. Por esta razón los pilotos conducen sus vidas sana y disciplinadamente, concluyendo que, para recibir la certificación de aptitud para volar, un piloto de aeronave moderna de pasajeros, ha debido absolver rigurosísimos estudios y entrenamiento por fases, que se complementan con los simuladores de vuelo.
Son verdaderos profesionales que se sacrifican por la disciplina y la vida ordenada, por el estudio, la técnica y la constante actualización, hasta que dejan de volar y trasladan su invaluable experiencia a la descendencia de pilotos nóveles.
Lo expuesto es una ofrenda de los pilotos a la seguridad de los pasajeros.
Es abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico( Especialidad), Filosofia y Ciencia Política( Maestría, CIDES-UMSA) Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior, Alta Gerencia para abogados(UCB-HARVARD), Docencia en Educación Superior, doctor honoris causa en Humanidades, profesor universitario en pre y posgrado.
