Fundado el 21 de Diciembre de 2016

sábado, 18 / mayo / 2024

AMOR AL PRÓJIMO: MANDAMIENTO QUE EVITARÍA LAS GUERRAS Y EL PERNICIOSO DOGMATISMO

Newspaper WordPress Theme
Newspaper WordPress Theme

por: Raúl Pino Ichazo Terrazas

“Amor al prójimo como a ti mismo”, mandamiento de Dios que no se lo observa, menos se cumple, por el contrario, se lo viola a través de la historia de la humanidad. Si recurrimos a la filosofía, que a su vez denota amor al conocimiento o al saber, encontraremos que el amor  es la fuerza primordial del espíritu dotada de actividad volitiva o voluntad, fuerza afirmadora y creadora de valores. Su esencia  y su núcleo es una  actitud de la voluntad, como integridad de la vivencia  que lo forma, es decir, una actividad  reconocedora, creadora, buscadora de unión del alma espiritual  ante las personas, real o potencialmente portadoras  de valores espirituales.

El devenir “nosotros”  es el resultado  de la acción del amor que extrae a la persona de su aislamiento en las varias formas de comunidad  humana, entonces,  en este estadio, es más fácil practicar el amor al prójimo y la solidaridad. El amor puede elevarse  sobre la claridad  del conocimiento  y darle forma y hasta repercutir  en él.

El amor proyecta sus haces  sobre la vida afectiva sin ser necesario, pues el amor  no es un simple o mero  sentimiento  de deleite  ni un estado de sentimiento superior, por ejemplo:  a Dios,  aún en el caso  de que el sentimiento  siga otra escala  de valores  y, no cabe equiparar al amor  a la tendencia puramente instintiva aunque sea sublimada.

Naturalmente es cierto que el amor  íntegramente humano  puede expresarse  con el instinto para constituir una integridad vivencial como pocas y elevarlo a un nivel superior  en los sentidos, eso acontece en los matrimonios o en las uniones de hecho; la tendencia  en cuanto  la experiencia  apunta a la satisfacción  del apetito de los instintos, convirtiendo a la otra parte en un medio  para ese fin y viceversa; mientras que el amor  se dirige a la otra parte  afirmando y creando valor, también viceversa.

Amor y respeto  no se excluyen mutuamente, son mejor, dos aspectos  de una actitud fundamental del ser  espiritual; ¿Cuantos crímenes y vejámenes a mujeres y niñas dejarían de cometerse si se entendiese esta inherencia de los dos aspectos citados?

El amor al prójimo  se basa en el orden  del ser y del valer y equidista de la filantropía  meramente sentimental y encubridora  de un refinado egoísmo; como del altruismo  exagerado que solo admite como defendible en lo moral  el obrar  en atención al bien ajeno.

La historia reciente nos transmuta a la guerra en Ucrania; una invasión sin consideración alguna a las normas internacionales en divergencias entre pueblos, más aun y grave; ataque a ciudades y edificios de ciudadanos no involucrados en la guerra, mofándose de las normas de defensa y ataque solo a los puestos militares.

La endémica rivalidad entre palestinos e israelíes, no encuentra razón sino en el dogmatismo religioso insuperable. En la historia inmutable que siempre refleja la verdad encontramos otros ejemplos desgarradores de ausencia de amor al prójimo y prevalencia de la vanidad: después de lanzar la primera bomba atómica  en Hiroshima fundamentalmente compuesta de uranio en su núcleo, que  cercenó  en instantes la vida a más de 200.000 personas invaluables.

Los políticos y científicos norteamericanos decidieron, innecesariamente, pues Japón ya estaba derrotado con el ingreso de Rusia a la guerra, probar otra bomba, esta vez con núcleo de plutonio en Nagasaki; esta  ausencia de consideración y amor al prójimo, aunque sea enemigo circunstancial,  privó de la vida a más de 15.000 personas y otras miles incapacitadas de por vida. Acción criminal solo para satisfacer la soberbia del conocimiento de los inventores de tal deplorable arma de destrucción y la demencial ansia de ascenso de los políticos.

La compasión,  que es la compenetración  con el sufrimiento e incertidumbre del prójimo en cualquier circunstancia, es decir,  de los ciudadanos, por no disponer de poder y atenerse solo al criterio, sentido común y lógica de los gobernantes pero ¿Tendrán estos gobernantes estas cualidades intelectuales y morales e investirán  con decisión esa amplísima dimensión de responsabilidad?  No hacerlo, en cualquier avatar de la vida, la responsabilidad judicial queda expedita.

Estos son los momentos críticos donde se evalúa que nadie debe postularse como gobernante si no comprende que su ámbito de poder prescribe altísima responsabilidad frente al pueblo y aquellos gobernantes que asimilaron conscientemente que se gobierna solo para el  bien pueblo no  tienen nada que temer.

Debe fomentarse el amor recíproco y la enérgica prestación de ayuda como una realización personal o colectiva, aunque no es la única medida de obrar debido a que es un tránsito para abrazar otros valores. El amor es la fuerza  más poderosa para comunicar  nuestra estructura a la totalidad  de la comunidad humana.


Es abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política (Maestría, CIDES-UMSA) Interculturalidad y Educación Superior (UMSA). Alta Gerencia para abogados(UCB-Harvard), Arbitraje y Conciliación(Especialidad), Derecho Aeronáutico( Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial, Madrid) Docencia en Educación Superior(Diplomado Superior, Univ. Loyola) doctor honoris causa en HUMANIDADES (IWA-Cambridge University, USA); profesor universitario en pre y posgrado.

spot_img

Artículos Relacionados

LAS MÁS LEIDAS