Producto de la lucha autonómica surgió la Asamblea Legislativa Departamental, la expresión del pueblo mismo, el lugar donde el ciudadano esta representado y donde sus prioridades son tomadas en cuenta… en teoría eso es lo que todos esperábamos, pero en estos años de Asamblea muchos se dieron cuenta lo mal que eligieron, cuanto se equivocaron. Ya no es tiempo de lamentos sino más bien de aprender de los errores y crecer con la experiencia ganada.
Desde su nacimiento mismo, irónicamente la mayoría legislativa no favoreció a los gobernadores electos, para bien o para mal, es lo que decidió el pueblo por alguna razón, ya sea para que los pesos y contrapesos de la democracia funcionen o para que el abuso insensible se manifieste en levantamanos que aprueban lo que sea sólo por intereses políticos y muy particulares. Quienes llegaron a nuestra Asamblea deben saber la responsabilidad que manejan, deben comprender lo que les dijo el pueblo, ese mismo que quiere desarrollo, que busca el progreso, aquel que espera ansioso que sus condiciones de vida cambien para bien.
El bloqueo por el bloqueo, oponerse porque si o tratar de que lo que dice el jefe de bancada o del partido se convierta en “ley divina” sólo marca el camino equivocado, el camino que no le conviene a la gente, a esa gente a la que finalmente se deben.
La verdad que en estos momento de difícil economía para Tarija toda, pero principalmente para la capital de departamento, la Asamblea podría ser la bisagra no solamente entre las provincias, sino entre el Gobierno nacional, si se diera el paso de trabajar con madurez, coherencia y consecuencia para con Tarija.
Esperemos que alguno de los asambleístas –mejor si es más de uno-, tras nos lea en este Editorial, tome la posta y con reacción y acción sea el paladín que nos ayude a salir de esta pausa económica en que estamos sometidos y que esta haciendo que día a día más tarijeños migren a otras regiones con sus ideas y sueños.
