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viernes, 19 / abril / 2024

¿HABRÁ REFORMA AL SISTEMA DE ADMINISTRACION DE JUSTICIA?

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por: Arturo Yáñez Cortes

Fuera ocioso recordarles la extrema urgencia de realizar una reforma -genuina- no de esas con botox no más- a nuestro sistema de administración de justicia, como lo han puesto en evidencia múltiples estudios internos y externos. Hacia inicios de este año que se aproxima acabar, había por lo menos en los discursos un plausible clima pro y pre reforma desde el poder y por supuesto, del más perjudicado por ese estado del arte: el soberano.

Pero, como suele sensiblemente ocurrir en el plurinacional, más fueron los ruidos que las nueces y hoy, al menos desde quienes toman las decisiones a pesar nuestro, se tiene probado más allá de toda duda razonable que todo fue otra estrategia envolvente para intentar -misión imposible- esconder la basura debajo de la alfombra demagógica.

No obstante, de las varias propuestas y acciones surgidas desde el soberano para arrancarle al poder una reforma, no cabe duda que la más avanzada resulta ser la de los denominados “Juristas Independientes” cuyo diagnóstico está resultando acertado: la única forma medianamente efectiva para obligarle al poder (clase política, de todos los colores) a percutir una reforma, es a través del referéndum popular, de forma que sea la ciudadanía la que les obligue a por lo menos, empezarla (en qué acabe, sensiblemente…es otra cosa).

Ocurre qué para mi gusto, como he venido reiteradamente sosteniendo, no se trata sólo de un problema del oficialismo (sea el que esté) sino de la clase política boliviana. Salvando excepciones que sirven sólo para confirmar la regla, parecen tener una suerte de tara respecto del funcionamiento del sistema de justicia. La ven como su servidora para que le metan no más persiguiendo a sus “enemigos” y encubriendo a sus “hermanos” y no, como lo que realmente es, un tercero imparcial que les pone límites a su ejercicio de poder (frecuentemente abusivo y desproporcionado). Mientras esa burda lógica no les salga de su cerebro, probablemente toda reforma sólo será cosmética, para la grada.

No obstante, pese a todo la propuesta de los “Juristas Independientes” pese a estar liderada por quien estuvo vergonzosamente al servicio del cocalero, está teniendo avances interesantes habiendo superado las primeras vallas que el poder le ha venido poniendo sin disimulo, anunciándose que en enero empezará la ardua tarea de recopilación de firmas del soberano -alisto la mía- para luego las preguntas sean sometidas a control constitucional -ayyy- y luego el referéndum, etc.; toda una carrera de obstáculos contra el tiempo en la que sostengo, no habrá fair play, precisamente desde el poder político partidario que mira de reojo la propuesta que va tomando fuerza.

Así lo muestra un estudio realizado por la empresa Diagnosis. Por ejemplo, a la pregunta si firmará la petición para realizar el referendo de reforma a la justicia, el 33% lo hará, otro 27% esta casi seguro de hacerlo (suman 60%) contra 17% de indecisos; 12% casi seguro que no lo hará y 11% que fija que no firmará. A la pregunta de: ¿Cuan probable es que se realice la reforma en los próximos 3 años? 11% la ven muy probable; 20% algo probable; 25% no sabe/no responde; 21% poco probable y 23% nada probable. Aquí, la percepción es negativa.

A la pregunta sobre su confianza en el sistema judicial, el 51% desconfía; el 13% desconfía poco; el 9% es indiferente; el 15% confía poco y el 12/ confía. Indagados sobre la importancia de la reforma, al 49% le importa mucho; al 21% algo; 8% NS/NR; 15% poco y 7% nada.

La encuesta concluye que el 65% de los consultados desconfía del sistema Judicial, cree que es importante su reforma y está dispuesto a firmar la petición para referendo, advirtiéndose entonces una interesante predisposición al cambio que alcanza a los 2/3 de la población. Lo que daría entender que será factible lograr el millón y medio de firmas para la petición de referendo de reforma de la Justicia. El principal obstáculo a afrontar, son las bajas expectativas de reforma en el corto plazo. Si el 60% están dispuestos a firmar la petición, sólo el 30% cree que es posible lograr una reforma en los próximos tres años.

Con todo, resalto el poder del soberano qué ante las estrategias envolventes de la clase política en la materia, tiene que recurrir a su poderosa iniciativa, pues como sentenció GANIVET: “Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen”  

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