El éxito del dirigente más controvertido de Europa no dejó lugar a dudas. Según resultados casi definitivos, el partido Alianza de los Jóvenes Demócratas (Fidesz) que fundó en 1988, obtuvo 48,8% de los votos, mejorando los resultados obtenidos hace cuatro años.
Aventajó por casi 30 puntos al movimiento de la extrema derecha Jobbik, que abandonó la retórica xenófoba frente a las aspiraciones nacionalistas del gobierno.
Con una creciente movilización de votantes (69,2%), el primer ministro obtendrá 133 escaños de los 199 en el parlamento húngaro, lo que significa una «súper mayoría» de dos tercios, como en 2010 y 2014, lo que avanzar en cambios constitucionales.
«Es una victoria histórica que nos ofrece la posibilidad de continuar defendiéndonos y de defender Hungría», declaró el dirigente de 54 años ante una multitud de simpatizantes reunidos a orillas del Danubio y vestidos de naranja, el color de su partido.
Orban ganó con un discurso contra «la invasión migratoria», el multiculturalismo y la supuesta injerencia de la UE. Encarna así a una derecha europea sin complejos que desafía a una parte de los estados miembros del bloque que le reprochan su falta de solidaridad con la acogida de refugiados. (AFP)