por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Este día es muy importante para despertar la aletargada solidaridad nuestra, al constatar que un 10% de la población mundial es analfabeta, porcentaje, al cual, contribuye Bolivia. Como es usual la indiferencia de los estamentos estatales y su molicie resulta en la nula importancia que genera la fecha, olvidando que la cultura es conocimiento y progreso para todo país.
Si en anteriores artículos reflexionábamos sobre la vital importancia de leer con método, sensibilicémonos con aquellos conciudadanos que todavía viven en oscuridad de la ignorancia, sin utilizar ese maravilloso mecanismo intelectivo de la lectura.
Debemos optar por un sistema o métodos de enseñanza a la lectura que en rendimiento de asimilación de conocimientos sea correspondiente al tiempo invertido, sencillamente se puede utilizar periódicos pasados para enseñar a leer como lo propugna constantemente la pedagoga Patricia Collazos Bascopé, que realizó pro bono, un monumental trabajo en el campo, para desvelar la luz de la lectura a los campesinos.
Tuve la fortuna, cuando realice el servicio militar, de alfabetizar a algunos niños y campesinos adultos en la región de Chua; y nunca olvidare la caritas de felicidad al sentirse capaces de leer un periódico o un texto.
Se afirmaba en otra columna que quién lee no debe preocuparse, menos inhibirse si lo hace lento o despacio, lo importante es asimilar y consolidar el conocimiento, que se sintetiza en retener el mismo en la memoria y reforzar a ésta con el repaso pues así aquélla estará presta y responderá inmediatamente cuando se evoque un conocimiento que se necesite en confrontaciones intelectuales o de la profesión.
Entonces ¿Cómo adquirir un método de lectura eficiente que se debe utilizar en toda lectura pues el método acusa variantes para facilitar su identificación; cuando se lee un anuncio en el periódico el objetivo será obtener algo conveniente, entonces se debe aplicar la lectura rápida; cuando se lee una revista para actualizarse sobre lo que sucede en el mundo acudimos a la lectura resumida y rápida; si se lee Don Quijote o a Hamlet para aprender a dialogar con la familia o amigos sobre estas obras universales se exige la lectura crítica, es decir concentrarse para comprender el material que se lee equipado de varios diccionarios; así se identifican los pensamientos, ideas y conceptos para evaluarlos en forma crítica.
Lo anterior es un punto de inflexión pues se debe aprender a manejar los diccionarios y quien consulta a un diccionario mínimo cinco veces al día va por buen camino pues estructuró un exigente hábito que nunca se desprenderá de la persona. Una mala costumbre que degenera en habito, se nos hace tan tiránica que nos conduce al vicio, empero, nos imaginamos esa tiranía para los buenos hábitos.
Cuando se lee un libro, por ejemplo de filosofía o matemáticas, el objetivo es preparar un examen o ejercitar la comprensión y confrontar nuestro vocabulario, que exige igualmente una lectura crítica; finalmente si se lee un libro sobre los Beatles, para olvidar el esfuerzo de la lectura del libro de filosofía o matemáticas, es lectura de placer. ¿Qué exige una lectura crítica? Acudir a los sistemas gramatical, exegético, filosófico y filológico, tamizando cada palabra o frase por estos infalibles sistemas.
Se debe asignar cotidiana importancia en consolidar ejemplos de lectura en los niños, pues desde el hogar todos aprendemos con el ejemplo y nuestra vida se estructura con una serie interminable de ejemplos, en el hogar, escuela y la universidad u oficio, y cuanto más apegados estemos a personas más cultas y proclives a irradiar cultura más beneficio obtendremos en las horas de lectura que invirtamos en la lectura; lo que no es procedente es pasar horas leyendo sin entender que es el problema actual en las escuelas y colegios y, no solamente en Latinoamérica, sino en Europa, donde se supondría un mayor avance.
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Es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Filosofia y Ciencia Política, Docencia en Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación, profesor universitario en pre y posgrado, doctor honoris causa en Humanidades.