por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas
¿Cómo se contesta a la pregunta del epígrafe? La identidad es siempre algo insondable; si reposa en el espíritu o se nace con ella debe ser igual a sí misma y cuando se da esa correspondencia se erige la verdadera identidad.
En resumen es una impronta que caracteriza al ser humano y repercute en lo personal, en el estado civil y en lo criminalístico, filiación o señas particulares, circunscribiéndose la persona en este proceso a la identidad del yo a diferencia del no-yo. Esto es integrado a la voluntad de la persona, es decir, sujeto a su control inmediato y a su consonancia con la integridad del resto del yo en el tiempo y su interacción con la población, esencia de toda acción solidaria y sustentable.
La interrogante es compleja, empero, por las acciones personales se dilucida sin dificultad, porque existen personas que son moralmente esclavas de la clase o casta a la que pertenecen y no admiten la igualdad y al sublime principio de “todos nacemos iguales”. Así, cuando recíproca e inconscientemente se confabulan entre sí contra el imperio de su individualidad, dando vigencia al rango y clase que tiene sus costumbres y observancias a las que es necesario conformarse so pena de ser declarado paria.
Los unos incitan al caos y al paro general y luego se desdicen cobardemente, otros, se atrincheran detrás del grupo, muchos en número en la opinión sesgada de lo que significa pertenencia y, muy pocos tienen el valor de pensar fuera de su logia o secta, de obrar liberado de su partido y de mostrar con independencia su pensamiento y su acción individual.
Ahora que las mayorías ejercen un poder político, existe una tendencia a halagarlas y se evita enunciar públicamente verdades saludables pero desagradables y con el fin de obtener su favor se afecta a menudo simpatía por principios imposibles de llevar al terreno de la práctica.
La popularidad, como se la obtiene en nuestros días, descendiendo a la hipocresía frente a la población, no es del todo una presunción en favor de quien la motiva y eleva su soberbia, sino por el contrario, suele prevenir súbitamente contra él, debido a que esa popularidad adquirida disimulando la verdad al pueblo y, lo que es peor, despertando el odio hacia la integridad de una colectividad que se denomina con la pertenencia a la nación, es el vórtice de lo irracional.
Innumerables políticos ignoran el sentido de servicio de su profesión de fe política que nace menos de su amor por sus semejantes que su odio hacia algunos o muchos; se deja dominar con exceso por una influencia egoísta y antisocial que no respeta los derechos del otro y utiliza las ciudades como campos de batalla, que es un flagrante delito. Tampoco se dan cuenta que en una democracia no gobiernan los mejores y más inteligentes pues han sido elegidos para servir a quien los nombró, olvidándose que, cuando se ejerce un cargo con responsabilidad y para el pueblo, el buen gobernante debe apartarse de su ideología política.
Para encontrarse con la identidad y el sentido de pertenencia es plausible consentir que la identidad es emocional pues nuestras emociones son producto de nuestras aserciones y errores; y es cognitiva pues es la verdad de nuestra identidad y ésta es conocimiento.
Filosóficamente cuando se dice que dos cosas son idénticas, se da a entender que no son dos cosas, sino una cosa; a pesar de ello, la identidad como relación supone necesariamente por lo menos dos miembros. Esta aparente contradicción se resuelve teniendo presente que las cosas idénticas son dos y una según los distintos puntos de vista.
La identidad real llamada también identidad objetiva, es primordialmente la coincidencia de varios contenidos de pensamiento en un único ente, uno de ellos es el sentido de pertenencia que es una carencia en la mayoría de los bolivianos y que tanto nos hace falta.
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Es abogado corporativo, posgrados en Filosofía y Ciencia Política, Alta Gerencia para abogados, Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa en Humanidades, profesor de universitario de pre y posgrado.