Transitar nuestra ciudad por el centro o por las zonas periurbanas, nos da una muestra clara y contundente de que vivimos entre vecinos indisciplinados, no otra cosa quiere decir la acumulación de basura en las calles, por el accionar de hombres y mujeres que de la manera más fácil, se deshacen de los desperdicios utilizando las bolsas plásticas, donde no faltan los canes vagabundos que se ocupan de esparcir la inmundicia. En ese orden, sucede que hay tanto perro vagabundo que dejan la ciudad en lamentable situación.
En el sector central se observa la presencia de barrenderas en una tarea titánica de limpiar las calles, escoba y basurero en mano, pero con resultados negativos pese a la mejor buena voluntad de ese personal, generalmente femenino, que avanza cuadra por cuadra limpiando aceras y calzadas que tan rápido como quedan limpias, ya tiene suciedad donde comenzó su tarea, todo porque personas desaprensivas no tienen el menor criterio de mantener limpia la ciudad y hacer uso de basureros públicos para dejar lo inservible.
Los basureros en las calles están de adorno para muchos malos ciudadanos que terminan de comer cualquier cosa y utiliza la acera, para dejar sobras de alimentos, frutas o golosinas, todo el mundo come a cualquier hora por tanto la ciudad está siempre sucia, aunque las encargadas del aseo se esfuercen por mantenerla limpia.
Es tan grave la mala educación de los habitantes de la ciudad, que parecería muy difícil encarar una solución al problema, sin embargo es necesario que se definan políticas municipales, incluyendo a la empresa de aseo, además una directa participación de los medios de comunicación para concienciar a la población sobre las consecuencias de botar la basura sin control, además para mantener calles, plazas y parques con aseo total. Es importante un cambio en esta lamentable conducta ciudadana, tomando otra de responsabilidad personal para vivir sin peligros, sin molestias y orgullosos de la pulcritud comunitaria.