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miércoles, 31 / mayo / 2023

APELACIÓN PARA UN POSIBLE DEMENTE: NERÓN

por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas

Este personaje es objeto de constantes digresiones históricas y  de la frenética búsqueda de pruebas por los historiadores  que desean descubrir  la verdadera personalidad  psíquica de este polémico emperador. Nerón siempre trató de conquistar el amor de su pueblo pues intuía socarronamente que esta acción lo mantendría en el trono, inclinación insincera  como  sentimiento efectivo a su pueblo sino motivado  por interés  megalómano.

Lo que sucedía, a criterio de este escritor, es que la historiografía no se la  puede observar  como se la observa hoy y la pregunta surge indómita: ¿En qué dimensión son veraces  las suposiciones  de los historiadores?, uno de los principales cronistas de la época de Nerón fue Tácitus que  referenciaba su impronta de asesino y déspota, causante de la mayor catástrofe de la humanidad de la época al incendiar  la ciudad de  Roma, para obtener superficie  y  construir  su Neropolis.

La catástrofe de Roma se desarrolló durante siete días, únicamente comparable con la erupción del Vesubio, y se inició a propósito, por órdenes que, como discrepan los historiadores, no son precisas y directas de Nerón, pues no existe  concisión.

El incendio de Roma se inició en el Circus  Maximus, la más extensa plaza de los horrores; precisamente en las hileras de madera y se propagó vertiginosamente por la característica del material  de fácil combustión a las barracas  donde habitaban la mayoría de los ciudadanos romanos.

Nerón instalado cómodamente en su residencia de verano en Anzio, esperaba los resultados del incendio de la ciudad más importante de la época y  que envió a la muerte a más de 10.000 romanos. Aun así,  no existe, según la tradición, una  fuente u hontanar fiables de conocimiento que confirme que Nerón inicio el incendio. Otros historiadores lo  encasillan como un hombre de carácter extremo pero no como un incendiario y perseguidor cruel de los cristianos.

Lo que es históricamente indeleble  y negativo para la imagen  de Nerón es que los romanos, en mayoría absoluta, lo culparan de ordenar la catástrofe, perdiendo así el crédito de aceptación que disfrutaba de su pueblo.

Los aristócratas decían y propagaban con intensidad que antes, durante y después  de cualquier catástrofe, según la tradición, la presencia del emperador era necesaria, además que esa misma tradición, ante eventuales desastres telúricos o circunstancias adversas a la seguridad de la población, prescribía que el emperador debía estar presente  y facilitar con sus determinaciones el salvamento de vidas humanas.

Las dudas de los historiadores sobre la presunta  demencia de Nerón y su obsesiva persecución a los cristianos se fundamenta en la razón que en esa época en Roma, existía una  estricta  e infranqueable división de las clases sociales  y, los cristianos, estaban en los últimos estratos, por lo que no significaban algún peligro para la estabilidad del imperio.

En Roma existía la libertad de creencias y los romanos sabían que  el dios de Nerón y de la mayoría de los habitantes de ambas orillas del Trastevere era Júpiter, al cual  le temían obsesivamente y le  ofrendaban sacrificios periódicos, empero, el principal temor de los romanos era ser olvidados después de su muerte, entonces, cada uno propendía, según sus posibilidades económicas, hacerse erigir un monumento.

Nerón temía la ira del pueblo romano y se cuidaba prolijamente de ello; por ese temor, aplicó, por el incendio de Roma, las condenas para los incendiarios que prescribían ser clavados y quemados vivos; aun así, para algunos historiadores es una leyenda que el primer Papa Pedro se encontrara entre los condenados cristianos que fueron imputados por el incendio de Roma, falibles a perecer clavados y  a ser convertidos en una pira humana. Aquí surge la contradicción histórica pues la crucifixión de Pedro al revés, es un antecedente  histórico  irrefutable para los cristianos 

Después del incendio de Roma Nerón dejó construir una nueva Roma y recién después de 200 años no se notaba o no era perceptible algún rastro del incendio primigenio; asimismo hizo construir  una estatua suya de 30 metros de altitud, de oro puro, para satisfacer su megalomanía.

Importante es conocer que el reinado de Nerón no fue tranquilo por los constantes atentados contra  su vida; lo paradójico es que siempre fueron descubiertos por su policía que, entre los últimos desvelados fue condenado nada más ni nada menos que su propio mentor, el brillante intelectual y eximio  pensador  Séneca, cuyas obras, hoy en día, son indubitablemente  un hontanar de formación filosófica.

Siempre continuará la incógnita sobre su demencia y arrebatos furtivos que decantaban siempre en atrocidades como el asesinato de su propia madre Agripina y otras bestialidades que podrían confirmar este extremo. Controversial es que Nerón era un hombre que prefería ser poeta y actor teatral antes que emperador; prueba de ello  es que constantemente y dejando  todas las advertencias de su seguridad al viento, se presentaba a tocar la lira y a recitar poemas ante el pueblo ordinario.

En favor de los historiadores que aseveran su demencia, Nerón  realizó en una de sus locuras una representación histriónica del parto femenino, de una forma impresionantemente realista y a la vez prosaica, sin abstenerse de los gritos de dolor y las muecas de expulsión del feto; lo hizo delante de muchas mujeres embarazadas.

En las competencias atléticas  era el ganador y tomaba el oro que ganaba para fortalecer las arcas de su imperio. Después  del complot de Gava, Nerón fue abatido por la apatía, pese a que su vida  no conoció fronteras y la misma fue un espectáculo constante. Ese complot convenció a Nerón a huir de Roma y se entregó a la muerte asestándose un puñal en la garganta.

Los únicos valores en los cuales no existe desavenencia entre los historiadores son su sincera inclinación a la poesía, al teatro y la música, además de los juegos atléticos, pues aspiraba a  pasar a la historia como un  cultivado  y  polifacético artista.

 Los historiadores seguirán en la búsqueda de certezas de la vida de este personaje que nunca será ignorado, y que muchos  dictadores contemporáneos y políticos megalómanos le sobrepujan con distancia en el cálculo  diabólico su presunta demencia.

Abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política(Maestría), Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Conciliación y Arbitraje, Derecho Aeronáutico, Alta Gerencia para abogados(Harvard), doctor honoris causa(IWA-Cambridge University), profesor universitario en pre y posgrado, escritor.

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