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jueves, 25 / abril / 2024

Causas eficientes de las  infaustas gestiones en  los municipios

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La población que sufre de las pésimas gestiones municipales  debe conocer la génesis de los municipios llamados también municipalidades, jurídicamente  es  una persona  de Derecho Público, constituida por una comunidad humana, en un territorio, en este caso Bolivia, que administra  propios y particulares   intereses y,  que depende siempre, en mayor o menor  grado  de una entidad superior: el Estado.

Sociológicamente, es profunda su incidencia  en las comunidades  pues es naturalista y se forma como organización espontáneamente; lejana a una afirmación  de ser una institución  creada por el Estado,  así lo exige  el hecho natural, no intencionado, que muchos núcleos familiares  se instalen en terrenos próximos  unos de otros, surgiendo  necesidades comunes y la precisión de  regularlas y administrarlas. Este es un punto de inflexión  en los municipios, debido  a que  detenta fehacientemente  un origen anterior  a él, si se elige  que el municipio  haya constituido  después de la familia, la primera  forma de organización política, y que la  existencia  de muchos municipios  dentro de territorios próximos  y necesidades comunes  haya dado origen al Estado.

También debe referirse  a la teoría legalista de los municipios, pues estos no solo tienen  origen natural, sino  son instituciones  creadas por la ley, sin más atribuciones  que las concedidas por el Estado, aunque hoy existe mayor autonomía por los gobiernos municipales.

Apartándonos de su verdadero  origen y solo observando  su existencia, su finalidad  está íntimamente  unida  con  el deber de prestar los servicios diligentes y profesionales  a las poblaciones, entre ellos los que afectan a la salud y  sanidad de la población, a la asistencia  benéfica, transportes urbanos armónicos, alumbrado, limpieza , patrimonio e infraestructura, además  otros muy importantes  como la Policía Municipal, y Turística, la ordenación del tránsito, el desarrollo urbanístico, que son atendidas, si lo son, con los recursos provenientes de los impuestos y tasas que pagan los contribuyentes. Este punto  ya implica  y es inherente  a la obligatoria honestidad y a la sindéresis en el actuar cotidiano.

Lo que sucede en el país, desde que no se nombran alcaldes  a preferencia del  ocasional dictador, desde la irrupción de la democracia  se los elige, empero, existe endémicamente en los partidos políticos la comisión de un error recurrente: el partido promociona  a una persona no apta  para el importantísimo cargo y sin estudios relacionados con la actividad municipal que repercute  negativa y directamente en la población.  Los que deciden en un municipio deben formar un cuerpo colegiado  y éste se entiende  como un colegiado de profesionales que hayan absuelto un posgrado en Derecho Municipal, para acometer los importantes servicios que detallamos  en líneas superiores.

Además deben, estos profesionales, desde el alcalde hasta los concejales, elaborar ordenanzas que afectan  a la prestación de los servicios. Las nefastas gestiones  se deben a estas falencias de formación  que perjudica ostensiblemente  al desarrollo de una ciudad, grande o pequeña.

Otra causa y falta de pertenencia y amor al lugar donde viven, son las constantes desavenencias entre alcalde y el  cuerpo deliberante por diferencias partidarias; prefieren defender posiciones dogmáticas de su partido que, por el bien y el progreso inmediato de la ciudad, una vez elegidos deben elevarse en supra partes, es decir, independientes a cualquier influencia que no sea el progreso de la población, esto último es obligatorio en los jueces arbitrales  de las Centros de Conciliación y Arbitraje.

Como no poseen formación, criterio y sentido común se pierden el laberinto de disposiciones anacrónicas, sino, basta preguntar  a quién  tramita en las alcaldías, si recibió un trato diligente y profesional. Más aun, muchos alcaldes y concejales  se mantienen en el puesto  pese a su negligente gestión, debido  al ejercicio de satisfacer con prebendas  a sus correligionarios, olvidando que una gran dosis de  solercia en su gestión es imprescindible.

Dr. Mg. Raúl Pino-Ichazo T. , es abogado, posgrados en Arbitraje y Conciliación, Filosofia y Ciencia Política, Docencia en Educación Superior, Interculturalidad y Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, Derecho Aeronáutico, doctor honoris  en humanidades, profesor universitario en pre y posgrado.

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