por: Max Murillo Mendoza
Desde siempre, desde tiempos inmemoriales, la necesidad de realizar cambios, transformaciones sociales y revoluciones, ante las injusticias y la impunidad han sido las apuestas por los movimientos políticos y sociales progresistas de todas las épocas. A la cabeza de líderes y ejemplos en la entrega de sus vidas por el bien común, se realizaron hechos históricos que en varios casos cambiaron el rumbo de la historia y los acontecimientos. Hoy, hasta vulgares oportunistas y saboteadores de los cambios hablan de revoluciones. Gente de baja calaña ética y moral, se arrima a los movimientos sociales sólo para encubrir y proteger sus oscuros intereses familiares y personales. Por supuesto, son los que más hablan y proclaman revoluciones.
La prensa está lleno de esos personajes que hablan demasiado, que dizque son parte de las revoluciones y prostituyen con sus palabras a los pobres, a los marginados, a quiénes están en sus narices pero nada hacen por ellos, sino sólo lanzar palabras llenas de perfume nauseabundo. Por todo el mundo abundan estos personajes, montándose oportunistamente a las luchas sociales de los pobres y marginados. Personajes que han hecho un negocio de las revoluciones, un negocio redondo.
Atrás, muy atrás han quedado aquellos soñadores por la historia y los cambios históricos. Aquellos soñadores de la revolución cubana, que dieron sus vidas en Playa Girón o en otros lugares del mundo sólo por proclamar y ser coherentes con sus sueños. Aquellos sueños y romanticismos humanos para hacer de este mundo no un valle de lágrimas, sino realmente un sueño humano: donde no haya explotados ni explotadores. Aquellos soñadores de la revolución rusa, que murieron en los campos de batalla defendiendo su país; luego en la segunda guerra mundial. Porque los que no fueron a esas guerras eran los burócratas, los oportunistas que se dedicaron a destruir el Estado ruso. A estalinizarlo y burocratizarlo hasta su destrucción por implosión interna.
Considero que los tiempos turbulentos y caóticos que vivimos, no son precisamente extraños. A lo largo de la historia humana hemos pasado varias veces por estos momentos, de incertidumbre y miedo a la vez. Cada época tiene sus condimentos propios y distintos. Sin embargo, son también estos momentos lugares de reflexión y cambios. Momentos de crisis y oportunidades a la vez, para romper con las ataduras de las injusticias e intentar saltos cualitativos para volver a soñar por la justicia social.
Estos tiempos de la cibernética y la robótica, de la física cuántica, son tiempos de confusión total. De ilusión óptica respecto de las revoluciones y cambios sociales. De repeticiones de papagayos, que dicen hacer la revolución como si fuera una recitación mediocre de memoria. Engañando abiertamente a las masas y las bases. Engañando abiertamente a los pobres y miserables, hablando en nombre de ellos sin absoluta postura ética y moral.
Como en otras épocas de la historia, son también épocas de cambios y revoluciones. Quizás distintas; de otras maneras y circunstancias. Con otros actores sociales. Pero en el fondo las necesidades son las mismas: aquellas que nos persiguen desde tiempos inmemoriales para hacer de este mundo uno que no sea valle de lágrimas. Un mundo sin super ricos y miserables por otro lado, viviendo en la basura, con los desperdicios del sistema. Un mundo sin impunidad, ni bancos robando los ahorros de los ciudadanos; sin industrias de armas alimentándose de la muerte y las guerras inventadas por todo el mundo. Un mundo sin ricos soñando en las estrellas y el universo, cuando hay miles de millones de seres humanos apenas comiendo y bebiendo agua de deshechos humanos. En definitiva, pues un mundo más humano en el sentido de compartir con el prójimo, sobre todo con quiénes tienen necesidades estructurales.
Vivimos supuestamente en épocas todavía postmodernas, en muchos casos son peores que las épocas modernas. Épocas deshumanizadas, de discursos banales y vacíos. Épocas sin ética política, de gansters hablando en nombre de los cambios o escribiendo con pinta pequeño burguesa: de café y discurso de hora cívica. Pero también de esperanzas con movimientos juveniles contra el maltrato de animales, en favor de cuidar el medio ambiente. O de movimientos de mujeres para radicalmente cambiar las maneras de vivir patriarcales. O los movimientos neo revolucionarios a lo largo del mundo, ya con las experiencias de estos siglos y milenios.
En todo caso la necesidad de cambios y revoluciones son llamadas desde tiempos inmemoriales, en la línea de enraizar aquellos sentimientos humanos por la igualdad. Pero es cierto que los liderazgos son importantes; pues son la devaluación actual en general y requieren ser totalmente cambiados ojalá por las generaciones actuales. En definitiva, lograr avanzar sobre el ejemplo y los pasos de aquellos soñadores por un mundo mejor, de todos los tiempos, pues debería ser un imperativo categórico a pesar de la robótica y la cibernética de estos tiempos.