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viernes, 19 / abril / 2024

CUIDADO CON LA VIOLENCIA ECONÓMICA Y PATRIMONIAL

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por: Fernando Durán Valenzuela

De inicio, cualquier tipo de violencia es inaceptable. Sin embargo, la económica y patrimonial podría ser erróneamente subestimada en relación a la violencia psicológica y física, por lo que es importante identificarla temprano y ponerle freno a tiempo.

Afirmaciones como: “Yo traigo el dinero, tú sólo ayúdame con las cosas de la casa”, “para qué necesitas seguir estudiando, mejor dedícale más tiempo a los niños” o, “no necesitas trabajar, con el dinero que gano es suficiente para ambos”, parecen simples y sin consecuencias, sin embargo, en todas las ejemplificadas se ejercen cierto grado de violencia.

LA VIOLENCIA ECONÓMICA Y PATRIMONIAL

La violencia económica se manifiesta cuando la pareja acapara o limita los ingresos de la persona con la que convive, prohibiéndole trabajar, estudiar o superarse profesionalmente; el agresor (o agresora, entiéndase indistintamente para casos posteriores), condiciona los gastos de su pareja a cambio de ciertos beneficios; se niega al pago de necesidades básicas, para generar aún más dependencia; prohíbe a la víctima la toma de decisiones financieras (tener cajas de ahorro, usar tarjetas de débito u obtener préstamos financieros) y hasta la obliga a rendir cuentas, aun, de aquellos gastos efectuados con ingresos propios.

La violencia patrimonial, en forma similar y paralela, surge cuando el agresor daña los bienes o pertenencias de la pareja con el objetivo de ejercer humillación; el agresor, puede llegar a ocultar artículos de valor (joyas) y documentos personales (de Identificación, licencia de conducir o de propiedad); dispone del uso de bienes sin el consentimiento del verdadero dueño o del cónyuge; pudiendo incluso, llegar a inducir a poner a nombre de otras personas los bienes que una persona adquirió o los heredó.

Por ello, identificar la violencia económica y patrimonial desde un inicio (ya sea en las etapas de amistad, noviazgo o relación conyugal), es muy importante. Las consecuencias de no hacerlo a tiempo, podrían ocasionar el surgimiento de violencia psicológica y física en el mediano plazo y en el despojo de recursos económicos o bienes materiales en el largo plazo, entre otras graves.

FOMENTEMOS LA IGUALDAD DE GÉNERO E INDEPENDENCIA ECONÓMICA

Lamentablemente, todo lo señalado anteriormente continuará existiendo mientras no se establezcan escenarios que fomenten una mayor igualdad de género e independencia económica conyugal, asimismo, mientras no se denuncien y se castiguen los actos de violencia y se promuevan formas sanas de vivir en pareja y en familia.

En consecuencia, urge que la educación sobre igualdad de género e independencia económica, que conlleva enseñar a “generar” y realizar adecuadas “gestiones de administración de ingresos propios”, sea impartida y tratada con prioridad y abiertamente en todos los niveles y ámbitos educativos, incluyendo los laborales y familiares.

Por otra parte, se debe trabajar en la difusión y entendimiento del respeto y autoestima, siendo estas últimas prácticas la base esencial para erradicar este mal.

Solo así, se podría conseguir un verdadero cambio social, económico, y hasta político, sobre el entendimiento del porqué existe tanta violencia, especialmente hacia las mujeres.

Es Economista

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