Días atrás, el Gobierno Municipal de Tarija rescindió contrato con la empresa que debía construir el puente 4 de Julio, la inversión de la obra en cuestión fue de 73,2 millones de bolivianos, se amplió el plazo de entrega cuatro veces, se aplicaron multas, pero así y todo no se pudo cumplir con la conclusión del proyecto.
Este puente, el más caro de toda Tarija, fue «ideado» e iniciado durante la gestión del renunciante alcalde Rodrigo Paz Pereira y se puso en marcha un fatídico 10 de julio de 2018 para, según contrato, haberse entregado en 900 días calendario, fecha que vencía el 25 de diciembre de 2020 y que no fue “regalito de navidad” de don Rodrigo Paz Pereira, sino la “herencia” para Tarija de un mastodonte blanco.
Varias autoridades e instituciones se manifestaron una vez se dio a conocer el anuncio de la rescisión del contrato para que los autores de este grave daño económico a Tarija asuman su responsabilidad, sin embargo, hasta la fecha no se manifestaron aún ni la Fiscalía, ni tampoco la Contraloría, la Procuraduría o el Comité Cívico.
Lo cierto es que desde su origen el proyecto del millonario puente nunca gozó de apoyo desde su plagiado diseño a un puente en España, pasando por la errada decisión del lugar de su emplazamiento hasta el elevadísimo costo que podría de seguro alcanzar para más de un puente e incluso sobrar dinero para educación y salud.
A pesar de toda esta retahíla de malogradas acciones, don Rodrigo Paz Pereira siguió adelante con el puente hasta que cuando vio las orejas al lobo empacó su maleta y renunció a la administración del Municipio, todo esto sin dar un informe de gestión y por ende sin rendir cuentas de la “herencia” que nos dejó con este millonario puente o de su también plagiado pero también millonario mástil.