Un nuevo baño de sangre se tomó una de las cárceles del Ecuador. La madrugada del último domingo, el Centro de Privación de la Libertad N.1, conocida como la cárcel de Turi, fue el epicentro de disparos, asesinatos y decapitaciones. La última información oficial detalla como saldo de la masacre hay 20 presos muertos, cinco multilados y cinco heridos de gravedad. Sin embargo, se cree que la cifra de víctimas podría ser mayor.
Desde que iniciaron los disparos, decenas de familiares de los presos que cumplen su condena en Turi se acercaron a los exteriores de la cárcel para obtener respuestas sobre el Estado de los suyos. Las familias pasaron más de 15 horas consecutivas en el lugar hasta que empezó a conocerse la primera información oficial sobre los fallecidos.
Como en las masacres carcelarias del año anterior, fuentes extraoficiales han confirmado que ya se sabía que habría el amotinamiento de Turi desde hace una semana. Desde las 4:00 del domingo, las autoridades instalaron un puesto de mando unificado para desplegar acciones que les permitan controlar la violencia dentro de la prisión. Incluso la Fuerza Aérea trasladó a más uniformados para que apoyen a los 800 policías y militares que estaban en la prisión. La cárcel de Turi está al mando de una de las megabandas del país: Los Lobos.
Los Lobos son la segunda megabanda más grande del Ecuador. Se estima que 8.000 prisioneros se adhieren a la pandilla. En la cárcel de Turi, Los Lobos mandan dentro de la prisión de 1.600 reclusos.
La violencia dentro de la cárcel se produjo, según el ministro del Interior, Patricio Carrillo, porque hubo una rebelión en contra de “una de las células delictivas”, que prefirió no identificar, pero que se trataría de Los Lobos, quienes se habrían enfrentado a bandas más pequeñas dentro de la cárcel. Las autoridades aseguran que hay una pugna de poder en la prisión de Turi. Las versiones de otras fuentes no oficiales, señalan que los presos de máxima seguridad no están de acuerdo con un posible traslado, por lo que habrían iniciado enfrentamientos entre los pabellones de máxima y mínima seguridad. Carrillo también informó que, gracias al uso de drones, se constató que los presos portaban fusiles de guerra.