A principios de marzo, imágenes de tropas rusas disparando a un hombre con las manos en alto en una carretera en las afueras de Kiev se compartieron en todo el mundo. Ahora los rusos han sido expulsados del área y Jeremy Bowen de la BBC vio las sombrías consecuencias de su corta ocupación.
Esta crónica contiene material que puede resultar perturbador.
Contamos 13 cuerpos en un horripilante tramo de carretera de no más de 200 metros de largo, entre Mria y Myla, pueblos cuyos nombres ucranianos se traducen como Sueño y Cariño.
Se confirmó que dos de los muertos son civiles ucranianos asesinados por los rusos. Los otros aún no han sido identificados. Yacen donde fueron asesinados, pero solo dos visten uniformes militares ucranianos reconocibles.
Nuestro equipo de la BBC pudo llegar al área, en la carretera principal E-40 cerca de Kiev, después de que las fuerzas ucranianas capturaran el sector solo 10 horas antes.
Las marcas de la batalla y de los fuertes bombardeos estaban por todas partes. Las gasolineras y un hotel conocido por su spa y restaurante estaban en ruinas. Los agujeros de los proyectiles y los cráteres marcaban ambas calles.
Soldados ucranianos que estaban cambiando una llanta en las ruinas de un garaje al borde de la carretera dijeron que los rusos estaban a unos 4 km de distancia y habían retirado a sus hombres después de un duro combate, que duró varios días, en las primeras horas de la mañana.
Atrás quedaron los cadáveres en el corazón de la desolación, y muchas preguntas e inquietudes sobre quiénes eran y cómo murieron.
Ya hay algunas respuestas para una pareja que mataron los rusos y cuyos cadáveres quedaron expuestos el 7 de marzo. Su coche oxidado y acribillado de metralla yace en la carretera junto a una de las gasolineras, destruida por el fuego.
Junto al coche están los restos quemados y retorcidos de un cuerpo que es casi reconocible como los de un hombre. Un anillo de boda todavía está en el dedo del cadáver. Dentro del automóvil está lo que queda del cuerpo incinerado de una mujer, la boca abierta en lo que parece un grito.
Sus muertes fueron filmadas por un dron ucraniano el 7 de marzo, operado por la unidad Bugatti de Defensa Territorial. La unidad publicó el video, que fue republicado por medios de todo el mundo.
Causó indignación porque mostró la muerte a sangre fría de un hombre que había levantado los brazos para demostrar que era inofensivo, con el clásico gesto de rendición.
Los cuerpos son de Maksim Iowenko y su esposa Ksjena. Formaban parte de un convoy de 10 vehículos de civiles que intentaban escapar de los rusos y llegar a Kiev.