El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, denunció un nuevo “acto de terror” tras el bombardeo de una escuela en Mariúpol aunque se mostró dispuesto a negociar con Vladimir Putin para poner fin a los ataques de Rusia, que usó otra vez un misil hipersónico.
Los bombardeos, en particular sobre la ciudad portuaria asediada de Mariúpol (sureste), cuyas calles están llenas de cadáveres según los testigos, se producen en un momento de dificultades en las negociaciones, aunque Turquía dijo el domingo que las partes estaban “cerca de un acuerdo”.
El mandatario ucraniano dijo estar dispuesto a negociar con su par ruso, Vladimir Putin.
Los ataques a Mariúpol se han endurecido y el Gobierno ucraniano ha admitido que actualmente no tiene posibilidad de enviar refuerzos militares. Olexij Arestowytsch, asesor del presidente Volodomir Zelensky, dijo que las fuerzas más cercanas están a más de 100 kilómetros de distancia o ya involucradas en luchas con el enemigo. “Actualmente, no hay una solución militar para Mariúpol. No es solo mi opinión, es también la opinión de los militares”, dijo.
Acto de terror
“El edificio ha sido destruido y la gente todavía está bajo los escombros. Aún se está aclarando el número de muertos”, indicó el ayuntamiento. Esta información aún no ha podido ser verificada.
Infligir “algo así a una ciudad pacífica (…) es un acto de terror”, dijo Zelenski, denunciando un “crimen de guerra”.
El cónsul general de Grecia en Mariúpol, Manolis Androulakis, el último diplomático europeo que quedaba allí, dijo a su regreso a Atenas que la ciudad asediada “pasará a engrosar la lista de ciudades del mundo completamente destruidas por la guerra, como Guernica, Stalingrado, Grozni o Alepo”.
En Kiev, un proyectil explotó el domingo a las puertas de un edificio, dejando al menos a cinco heridos, dos de los cuales fueron hospitalizados, dijo el alcalde Vitali Klichkó.
El edificio, de 10 pisos, está muy dañado y todas sus ventanas quedaron destruidas, según periodistas de la AFP en el lugar.
“Mi hermana estaba en el balcón cuando ocurrió, casi muere”, contó Anna, de 30 años, que vive en el inmueble.
Sin avances en el frente
Pese a ello, las autoridades ucranianas informaron de cierta calma en el frente este domingo.
“El frente está prácticamente congelado”, no ha habido “prácticamente ningún ataque con misiles a las ciudades” y “la aviación rusa prácticamente no está activa”, con solo “acciones tácticas” por ambas partes, dijo Oleksiy Arestovich, asesor de la presidencia ucraniana.
El Ministerio de Defensa ruso, que dice no tener como objetivo ningún blanco civil ni zonas residenciales, afirmó haber destruido un depósito de combustible en la región de Mikolaiv (sur) con “misiles de crucero ‘Kalibr’ disparados desde el mar Caspio, así como por misiles balísticos hipersónicos disparados por el sistema aeronáutico ‘Kinjal’ desde el espacio aéreo de Crimea”.
Estos misiles pertenecen a una familia de armas “invencibles” de nueva generación, según Vladimir Putin.
Con el uso de este tipo de armas, Rusia “trata de recuperar el impulso” en el conflicto en el que su ejército sufre dificultades, dijo el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, afirmando que estas armas “no cambian el juego”.