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viernes, 19 / abril / 2024

El asesinato de “Moto” Méndez

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El recién pasado 15 de abril celebramos el bicentenario de la batalla de La Tablada, gesta heroica ocurrida el 15 de abril de 1817. Con ese motivo se han realizado varias actividades y emotivos actos, con la presencia de autoridades e invitados locales, departamentales, nacionales y también del exterior. Todos tenían el propósito de rendir homenaje a nuestros héroes de La Tablada, pero principalmente a nuestro prócer de la lucha por la libertad del yugo colonial español, Eustaquio Méndez Arenas “El Moto”.
Los discursos que, con este motivo se pronunciaron, a cargo de las principales autoridades municipales y departamentales, fueron coincidentes en cuanto al homenaje a nuestro “Moto” Méndez; pero también fueron coincidentes en cuanto a callar el alevoso asesinato del que fue objeto el mismo prócer. ¿Por qué si el “Moto” Méndez fue tan importante, que ha aportado tanto a la lucha por la libertad de nuestra patria, no dijeron nada contra quienes posteriormente lo asesinaron de forma tan vil?
El ominoso asesinado de nuestro legendario guerrillero de la independencia, Cnel. Eustaquio Méndez Arenas, el “Moto”, fue perpetrado por la derecha oligárquica, el 4 de mayo de 1849, y aunque de aquel crimen ya transcurrieron 168 años, es algo que todo tarijeño y boliviano patriota y defensor de la libertad, la soberanía y la justicia, no debe olvidar. ¿Cuál es el contexto en que se ejecuta ese asesinato?

«¿Por qué si el “Moto” Méndez fue tan importante, que ha aportado tanto a la lucha por la libertad de nuestra patria, no dijeron nada contra quienes posteriormente lo asesinaron de forma tan vil?»

Recordando la historia

Desde diciembre de 1848, Bolivia es gobernada por Manuel Isidoro Belzu, que derrotó en los campos de Yamparaez, al general José Miguel de Velasco, que representaba a la derecha oligárquica. A partir de entonces, Belzu encabezó un gobierno de izquierda, del pueblo, enemigo de la oligarquía y de las familias aristocráticas que lo repudian, pero los campesinos y las clases populares de los centros urbanos lo apoyan sin dudar, a tal punto que le llamaban el “Tata” Belzu. (El último Otoño del Coronel Méndez. José Luis Claros López, separata del periódico Nuevo Sur, del 15 de abril de 2012)
Así como los ricos insultan a Belzu, los pobres llenan las calles y las plazas de las ciudades que visita para estar cerca del hombre que por vez primera los escucha y se identifica con ellos. El “Tata” Belzu, definió a su gobierno como el único defensor del pueblo y señaló a la oligarquía como causante de todos los males. En un encendido discurso en Cochabamba dijo: “…mientras vosotros sois del hambre y de la miseria, vuestros opresores que se llaman caballeros y explotan vuestro trabajo, viven en la opulencia. Sabed que todo lo que tenéis a la vista os pertenece, porque es el fruto de vuestras fatigas. La riqueza de los que se dicen nobles, es un robo que os ha hecho” (Historia de Tarija, Tomo II, de Edgar Ávila Echazú).
El mismo autor (Edgar Ávila Echazú), reconoce los deseos justicieros del “Tata” Belzu, al decir “que incluso se aproximaba a la defensa de un orden de no muy clara ideología socialista primaria, como pretender la expropiación de las propiedades de los ricos….”.
Esas son las verdaderas razones por las que la oligarquía ha mantenido al gobierno del “Tata” Belzu, en situación de asedio y revuelta permanente. “Desde que Belzu triunfara en Yamparaez contra el elitismo político y social del falso republicanismo democrático dominante a partir de la creación de Bolivia, tuvo que reprimir 41 sediciones o alzamientos de los más connotados dirigentes de esa oligarquía. (Historia de Tarija, Tomo II, de Edgar Ávila Echazú).
El “Moto” Méndez, desde los primeros momentos apoyó la causa de Belzu, por considerarla una causa orientada a lograr justicia y dignidad para los más humildes y oprimidos. Siendo uno de sus más fervientes partidarios y defensores, en abril de 1849, cuando las fuerzas de José Miguel de Velasco, ejecutaron la toma de Tarija, desde el norte argentino, como inicio de una campaña para derrocar a Belzu; fue el viejo Coronel Eustaquio Méndez, desde San Lorenzo, quién decidió organizar la defensa del gobierno del pueblo, del “Tata” Belzu, para lo que inmediatamente convocó a sus montoneros.
Informado de esta decisión, el Gral. Sebastián Agreda, que comandaba las tropas velasquistas, y consciente de que no podría hacer cambiar de opinión al Coronel Eustaquio Méndez, ordena a uno de sus oficiales, al Cnel. José Rosendi, preparar un ataque con dos escuadrones de caballería para tomar prisionero al Coronel.

Los hechos que concluyeron con el asesinato

Por su parte, el Cnel. Eustaquio “Moto” Méndez, rápidamente comienza a organizar sus fuerzas, y mientras aún espera la incorporación de más combatientes, Rosendi avanza con sus tropas y lo sorprende en Santa Bárbara, cerca de San Lorenzo, el 30 de abril de 1849, enfrentándose en un combate que sólo dura un momento por la superioridad numérica de las tropas velasquistas, ante lo que el coronel ordena a sus hombres retroceder, todos cumplen con su orden, pero él decide permanecer al final de la columna para garantizar con su presencia en el lugar más peligroso, una retirada ordenada. (El último Otoño del Coronel Méndez. José Luis Claros López, separata del periódico Nuevo Sur, del 15 de abril de 2012)
En la persecución, Rosendi llega a estar a pocos metros del Coronel, a quién le ordena que se rinda, teniendo como respuesta un categórico rechazo. Es en ese momento que le comienzan a disparar hasta derribarlo del caballo con múltiples heridas. Rosendi cree que debe rematarlo, pero cambia de opinión y ordena que aprisionen al moribundo, mientras lo insultan y maltratan de la manera más alevosa. Amarrado lo traen a Tarija y lo encierran en una celda del Cabildo (actual Patio del cabildo y Concejo Municipal) con guardias en la puerta que tenían la tarea de custodiarlo y torturarlo “por expresas órdenes del mismo Rosendi” (Historia de Tarija, Tomo II, de Edgar Ávila Echazú, Pág. 102)
Un parte oficial del 1º de mayo, firmado por el Gral. Sebastián Ágreda, dirigido al General José Miguel de Velasco, indica “…En la obstinada persecución que se le hizo, fue hecho prisionero con graves heridas el caudillo Méndez: Se cree que morirá…”. (El último Otoño del Coronel Méndez. José Luis Claros López, separata del periódico Nuevo Sur, del 15 de abril de 2012). No caben dudas que la derecha oligárquica ya había tomado la decisión de acabar con la vida de nuestro prócer, por eso no se permitía ninguna atención a sus heridas, y encima lo torturaban.
En esas condiciones, nuestro prócer “Moto” Méndez,  comprende que vive los últimos momentos de su vida, por lo que decidió dictar su testamento, el mismo que, según Elías Vacaflor Dorakis, “fue elaborado por el Escribano don Agustín de Mendieta el mismo 2 de mayo de 1849 en una de las celdas –llamada «el diablillo»- del Cabildo de Tarija.
Si bien doña Francisca Ruiloba de O’Connor, en la noche del 2 de mayo, luego de muchas gestiones, logró sacar al moribundo de la celda, para llevarlo hasta su casa, con la esperanza de salvarle la vida, ya fue muy tarde porque en las primeras atenciones se comprende que su muerte es inevitable. De todas maneras se trató de un gesto loable desde todo punto de vista, aunque no se haya logrado el objetivo, porque el asesinato a nuestro héroe de la emancipación, terminó consumándose  el 4 de mayo de 1849.
Conclusiones

  • Nuestro héroe legendario, Eustaquio Méndez Arenas “El Moto”, fue cruelmente asesinado por la derecha oligárquica y fascista, aunque luego trataron de borrar semejante atrocidad, como textualmente lo señala el historiador Edgar Ávila Echazú: “Debemos lamentar que, hasta hoy, no se haya encontrado documentación alguna sobre ese tan luctuoso acontecimiento, y sobre el exacto lugar donde fuera enterrado Eustaquio Méndez. Ni siquiera sabemos que disposiciones se tomaron para su entierro, o si recibió algún homenaje; aparte, claro está del que debió rendirle (…) sus viejos camaradas montoneros, inermes para no sólo repudiar a sus asesinos, sino para vengar el aleve crimen”.
  • Los españoles le cortaron la mano derecha a Eustaquio Méndez Arenas. La orden la dio el General José de la Serna y la ejecutó el Cnel. Antonio Vigil a fines de agosto de 1818, luego de lograr atrapar a Méndez en una de esas escaramuzas (Elías Vacaflor Dorakis). La derecha oligárquica que ocupó el lugar de los españoles, lo asesinaron a nuestro “Moto” Méndez el 4 de mayo de 1849. Lo que quiere decir que en algunos casos el colonialismo interno resultó aún más grave que el colonialismo externo.
  • Los que asesinaron al “Moto” Méndez, son los mismos que asesinaron a Gualberto Villarroel, por el delito de haber manifestado: “no soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres”. Son los mismos que torturaron y asesinaron a Pedro Rivera, a Marcelo Quiroga Santa Cruz y a Luis Espinal; son los mismos que torturaron a Nilo Soruco, a Norma Galvez y a tantos otr@s patriotas.
  • Los únicos que tienen derecho a rendir sincero homenaje a nuestro prócer de la independencia, al Cnel. Eustaquio Méndez Arenas, somos los que continuamos su lucha, ahora en contra del colonialismo interno y neocolonialismo, en contra de quienes quieren retomar el poder para volver a vender Bolivia; no la derecha hipócrita y vende patria, heredera de la mentalidad colonial que tiene como objetivo supremo el enriquecimiento propio, así como viabilizar el enriquecimiento extranjero, a través del saqueo de nuestros recursos naturales, a costa del subdesarrollo de Bolivia y la pobreza de las bolivianas y bolivianos.
  • Por tanto, si nuestro prócer de la independencia, Eustaquio Méndez Arenas “El Moto” reviviera, al igual que defendió al gobierno de Manuel Isidoro Belzu, defendería al gobierno de nuestro hermano Presidente Evo. Y a los neoliberales vende patria, herederos de la derecha oligárquica y colonial que lo asesinaron con tanto odio, los escupiera.
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